Monday, October 24, 2005

Una Familia Feliz

Sanando nuestra estimación propia deficiente

INTRODUCCION
En el artículo anterior estudiamos las bendiciones que los padres debemos declarar a nuestros hijos, bendiciones que programaran sus vidas para llegar a ser los hombres y mujeres que Dios desea que sean. Sin embargo, algo que debemos reconocer es que, tal vez para muchas familias, lamentablemente les llegó este estudio demasiado tarde, pues sus hijos ya han sido afectados negativamente por las palabras que se profirieron en su contra, en el pasado.
¿Qué pueden hacer ahora? Lo primero que debemos entender es que la Palabra de Dios no tiene el propósito de crear o alimentar, en nuestras vidas, los complejos de culpabilidad, que ya atormentan a muchas personas; sino que tiene el firme objetivo de motivar nuestra fe para creer en el sacrificio que Cristo hizo por nosotros en la cruz, para perdonar nuestros pecados, limpiarnos de toda maldad, y restaurar todas las cosas que por causa del pecado fueron dañadas. Y esta es una buena noticia; pues la Biblia nos enseña que:
* Nunca es demasiado tarde para reconocer nuestros errores y traerlos a los pies de Cristo; ni será jamás demasiado tarde para clamar a Dios para que nos ayude a enmendar nuestras fallas.
* Que Su Santo Espíritu, puede sanar y restaurar el corazón de nuestros hijos, para que de esta manera, ellos puedan recibir la bendición que Dios desea darles, y así cumplir con la visión que Dios tiene para sus vidas.
En este estudio veremos algunos aspectos de la vida de David, que reflejan la gracia, misericordia, fidelidad, sanidad y restauración de Jesucristo, para cada una de nuestras vidas.

COMPROMISO. La Biblia nos habla de la hermosa amistad que surgió entre David y Jonatán, la cual es un bello ejemplo de amor y lealtad. Cuando Jonatán, que era el heredero del trono de su padre Saúl; supo que Dios había ungido por rey a su amigo David; y que por esta causa el rey Saúl deseaba matarlo; en vez de contender contra él, lo amó y pactó con él. En 1 Sam. 20:14-17 se nos dice que Jonatán demandó e hizo jurar a David, por tres peticiones:
1.- Misericordia para sí mismo, para que no morir.
2.- Misericordia para su casa por siempre.
3.-Que no dejara que el nombre de Jonatán fuera quitado de la casa de David.
Si te das cuenta, en la Biblia, David es un tipo de Cristo. Y la amistad y pacto de David con Jonatán, tipifica el amor, la amistad y el pacto de Jesucristo con Su iglesia. Las tres promesas que le hizo Jonatán jurar a David, son las mismas que Cristo nos garantiza.
A.- David prometió respetar la vida de su amigo y de toda la casa de su padre; lo cual cumplió fielmente, a pesar de que el rey intentaba matarlo. Lamentablemente David no pudo impedir que los filisteos mataran a su amigo; pero ¿Sabes qué? La promesa que nosotros tenemos de Cristo es más excelente; •pues El nos garantiza aquí en esta tierra, vida abundante; y después de la muerte, vida eterna.
B.- Dios dice que la maldad del hombre la castiga en los hijos, los nietos y hasta la cuarta generación; de manera que la rebeldía de Saúl la sufrieron sus descendientes. Pero la misericordia de Dios es sobre la descendencia de los que le amamos. David promete misericordia a la casa de Jonatán. Y Dios nos promete que si creemos en Cristo seremos salvos nosotros y toda nuestra casa.
C.- Así como David prometió que el nombre de Jonatán no sería borrado; Jesús promete a todos los que le somos fieles, darnos un nombre nuevo (Ap.3:5)

FIDELIDAD David, que amaba a Jonatán como a sí mismo; después de saber que había muerto, al lado del rey Saúl, por manos de los filisteos; y después de llorarlo y hacer lamento por sus muertes (2 Sam 1:17). ¿Sabes qué fue lo que se propuso hacer? En 2 Sam 9:1 se nos dice que David se propuso buscar a alguno que hubiese quedado vivo, de la casa de Saúl, para hacer misericordia con él, por amor a su amigo Jonatán. Y esto es magnifico y ejemplar, pues nos recuerda que el amor, lealtad y fidelidad de David a su amigo Jonatán, perduró mas allá de la muerte. De manera que ni la muerte ni los años impidieron que estuviera dispuesto a cumplir lo que prometió a su amigo. Cristo es nuestro amado, leal y fiel amigo, que nos promete estar con nosotros siempre y por toda la eternidad.

MISERICORDIA Cuando David investigó para encontrar un descendiente de Saúl, y descubrió que habra sobrevivido un hijo de su amigo Jonatán, llamado Mefi-boset; también descubrió que tenía un impedimento que lo descalificaba para entrar a la casa del rey, pues cuando tenía cinco años, y les avisaron de la muerte de Saúl, la nodriza lo tomó, y al ir huyendo, se le cayó el niño y quedó cojo. El impedimento legal que le impedía entrar en la casa de David, era porque David, por causa de la provocación de los Jebuseos, había ordenado matar a todos los ciegos y cojos de Sión, “aborrecidos del alma de David”; y ese día decretó que ningún ciego ni cojo entraría a su casa. (2 Sam 4:4, 5:8).
Esto debe recordarnos que por causa de nuestra desobediencia y rebelión, Dios ha decretado que por cuanto todos pecamos estamos destituidos de la gloria de Dios y que la paga del pecado es la muerte. El pecado descalifica al ser humano para entrar a la casa de Dios. Sin embargo, cuando David descubrió que el hijo de Jonatán estaba lisiado de ambos pies, y estaba descalificado para entrar a su casa, ¿Sabes que es lo que hizo? ( 9:3-5,7) Lo mandó traer a su casa, y cuando llegó atemorizado se postró sobre su rostro, y David, por amor a Jonatán, le prometió cuatro cosas:
1.- Primeramente le dijo: “No tengas temor”.
2.- Hacer misericordia con él.
3.-Devolverle todas las tierras de Saúl su padre, y
4.- Que comería siempre de su mesa.
Es impresionante ver el amor, la gracia y la misericordia de David para con su amigo Jonatán; que es capaz de hacer pasar por alto los defectos y lo descalificado de Mefi-boset. El amor es capaz de cubrir multitud de pecados y defectos, pero la falta de amor es capaz de crearlos donde no los hay.
Ahora, ¿Sabes cómo reaccionó el nieto de Saúl ante la promesa de David? (2 Sam 9:8) Mefi-boset se sentía indigno de estar en la mesa del rey; y se comparaba a sí mismo con un perro muerto.
Recordemos que Mefi-boset, había nacido en un palacio, con todos los privilegios de la familia real, y que en un solo día perdió todo; mataron a su abuelo el rey, junto con su padre Jonatán, quien sería el heredero del trono; y él, que sería el sucesor de su padre, había quedado desamparado y lisiado de sus pies. Esta tragedia amargó el corazón del nieto de Saúl, de manera que todos los pensamientos negativos que acumuló en su mente, le hicieron formarse una imagen distorsionada de sí mismo; de manera que se veía como un ser miserable, repugnante y despreciable, como un perro muerto. Sin embargo, las palabras de David fueron medicina para su alma herida y ayudaron a la restauración de su corazón dañado.

A.- Es medicinal la palabra de David cuando le dice: “No tengas temor”; porque el corazón de Mefi-boset estaba lleno de los temores y complejos de inferioridad que habían atormentado por años a su abuelo Saúl. Mefi-boset estaba atormentado por el temor al rechazo, la burla, el escarnio. Atemorizado porque su familia estaba muerta y despojada de sus propiedades. Atemorizado por su defecto físico, etc. El temor, más que sensación, puede ser un espíritu demoníaco, cuya misión es abrir brechas en nuestra alma, para robarnos, matarnos y destruirnos (Jn.10:10); e incapacitarnos para cumplir con la misión que Dios nos ha encomendado. Pero Dios nos recuerda que no hemos recibido un espíritu de temor, sino de amor, poder y dominio propio (2 Ti.1:7), de manera que el perfecto amor echa fuera todo temor (1 Jn.4:18).
B.- Prometió hacer con él misericordia. A pesar de que su defecto, no sólo le descalificaba para entrar a la casa del rey, sino que le hacía un ser aborrecido del alma de David; por amor a su amigo Jonatán, David pasó todo aquello por alto y le prometió misericordia. Cuando Dios nos ve y obra misericordia, no está viendo nuestros defectos y errores, sino la obediencia de su hijo Jesucristo; y por amor a su Hijo, es que nosotros alcanzamos misericordia.
C.- Así como David restituyó todas las tierras que habían sido de Saúl, a su nieto. De la misma manera, cuando por pura gracia y misericordia, hemos sido acercados a Dios; El nos promete restituir todo lo que el enemigo nos ha despojado, “Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros. Y comeréis hasta saciaros y alabaréis el nombre de Jehová…”
D.- Así como David prometió al nieto de Saúl que siempre comería de su mesa; asimismo Dios nos invita a sentarnos a su mesa para disfrutar de sus manjares celestiales, y poder compartir con El, todos nuestros sueños y anhelos.

Mientras que Mefi-boset representa la condición del hombre, despojado de sus bienes, lisiado de su cuerpo físico y de su alma, cargado de temores y complejos, e incapaz de disfrutar de las bendiciones del Altísimo; la invitación de David, representa la posibilidad de que te levantes y vengas a El sin temor, pues con Su amor cubrirá todos tus pecados, y te dará la oportunidad de que todos los días te sientes a Su mesa, disfrutes de Su presencia y Sus manjares; y de que compartas con El todas tus sueños y anhelos.