El Sincretismo
Pbro. Miguel de León Flores
Entendemos por sincretismo a la fusión de costumbres, creencias y prácticas de religiones paganas, dentro del cristianismo. El sincretismo no es un problema nuevo, pues desde la antigüedad, Dios se propuso librar a su pueblo de este mal; de manera que les advierte: "Cuando Jehová haya destruido delante de ti las naciones a donde vas… guárdate… no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían a sus dioses yo también les serviré. No harás así a Jehová tu Dios; porque todas cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos quemaron en el fuego a sus dioses…" (Dt.12:29.32). Sin embargo, fue tan fuerte la influencia de las naciones paganas vecinas, que a menudo el pueblo de Israel adoptó aquellas costumbres y tuvo que sufrir las consecuencias de su desobediencia; a pesar de haberles advertido: "Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas…. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios." (Dt.18:9-13).
Siempre ha sido el deseo de Dios tener un pueblo que sea santo, perfecto, que le ame y este dispuesto a obedecerle; y para ellos debemos estar dispuestos a volvernos a la palabra de Dios, y renunciar a todo sincretismo, que adultera, contamina, pervierte y corrompe la verdadera doctrina de la palabra de Dios.
En la Biblia podemos ver que esta es la razón por lo cual Dios le ordena a Abraham salir de su tierra y de su parentela (Gn12:1-3); y a pesar de que le promete hacer de él una nación grande y bendita; todo ellos esta condicionado a renunciar a toda aquella influencia pagana e idolatrita en la cual vivía, y con la cual estaba familiarizado; y es Jehová quien atestigua que la familia de Abraham servía a dioses extraños (Josué 24:2). Bien, y a pesar de que Abraham y su familia salen de la tierra de Babilonia, las costumbres paganas salieron con ellos. De manera que podemos ver a Abraham, quien estaba acostumbrado a la idolatría babilónica, invocando a su Dios debajo de todo árbol frondoso; al cual conocía solamente como: EL-ELION (El Dios más alto) y como EL-SHADAI (El Dios sustentador; y/o Todopoderoso). Esta costumbre de adorar a "La encina sagrada", tuvo su origen en babilonia. En el pasaje de Gn12:6-7 se ha traducido en las versiones moderas: "el valle de More", pero las versiones antiguas traducen: El roble alto de More. Y "More" significa: Maestro. Por lo que los antiguos acostumbraban ir a un árbol a invocar a sus dioses y consultarlos. Esa costumbre pagana siguió a Abraham durante su peregrinar por la tierra de Canaán, de manera que buscaba una encina para levantar un altar y comunicarse con Dios (Gn.13:18; 18:1); ¿Y cuando llegaba a algún lugar desértico…? Bueno, pues allí "Y plantó Abraham un árbol tamarisco en Beerseba, e invocó allí el nombre de Jehová, Dios eterno." (Gn.21:33).
Bien, a pesar de que Abraham no comulgaba con las costumbres e idolatría pagana de Canaán; y manda traer para su hijo Isaac una mujer de su parentela; sin darse cuenta, la idolatría de babilonia continuaba formando parte de la cultura familiar. Pues Isaac se casó con Rebeca, hermana de Labán; y cuando procrean a sus hijos Esaú y Jacob; Rebeca manda a Jacob a la tierra de Haram, donde se enamora de Raquel; y ¿Recuerdas que fue lo que ella le robó a su padre? (Gn31:19), Sí, la familia de Abraham, la familia de Rebeca, la esposa de Jacob, Raquel, roba los dioses de su padre. Y cuando Laban reclama a su yerno el robo de los dioses, él declara una maldición para aquella persona que los hubiere robado (31:32), y todos conocemos la triste historia de Raquel, y las consecuencias de la idolatría oculta. Pero, ¿Sabes que es lo que todo esto nos enseña? Que mientras los hijos de Dios no renunciemos a toda practica pagana, las promesas de Dios no pueden cumplirse en nuestras vidas.
¿Sabes porque al pueblo de Dios no se le llama: "El pueblo de Abraham", ni "El pueblo de Isaac", sino "El pueblo de Israel"? En Gn. 32 se nos narra la historia del encuentro que tiene Jacob con Dios en Peniel; lugar en que su vida es transformada completamente; y en 35:1-8 se nos narra la historia de su conversión: Dios aparece a Jacob y le manda levantarle un altar para él en Bet-el; y Jacob manda a su familia y los que estaban con él: "Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos y mudad vuestros vestidos. Y levantémonos, y subamos a Bet-el… así dieron a Jacob todos los dioses ajenos… y los escondió debajo de una encina que estaba en Siquem". Ahora, ¿Sabes que fue lo que hizo Jacob con esa encina sagrada? La profano. Pues murió Débora, ama de Rebeca, y la sepultó debajo de aquella encina. De esta manera quedó sepultada la idolatría debajo de aquel arbusto, el cual es contaminado, según la tradición bíblica (Lv.21), con el cuerpo de un muerto (2Rey 23:13-14).Y lo mas relevante, amados amigos, son las benditas consecuencias de limpiarnos de toda inmundicia e idolatría. Promesas divinas que solamente disfrutaremos cuando renunciemos a toda tradición, costumbre y practica que es abominable para Dios, "…y el terror de Dios estuvo sobre las ciudades que había en sus alrededores, y no persiguieron a los hijos de Jacob". Cuando nos volvamos a la palabra y renunciemos a toda idolatría, la bendición de nuestro Dios nos seguirá dondequiera que vayamos.
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