Monday, November 06, 2006

AMOR A LA IGLESIA

Hola, mi nombre es César M. Durán y nací en la hermosa ciudad de Piedras Negras Coahuila, hace poco mas de 36 años (septiembre 15, 1970).
Algo que cambió mi vida, ocurrió cuando tenia 6 años: Me enfermé de meningitis tuberculosa, y para aquellos años, con esa enfermedad fui desahuciado por los doctores. Mis padres estaban desconsolados con la noticia, pues yo era el hijo mayor y el nieto consentido. Una pareja cristiana a la que conocían, al enterarse del diagnóstico médico, le pidieron a mis padres que me ofrecieran a Dios, a fin de cuentas ¡iba a morir! Así fue como mi madre conoció a Cristo, y yo fui ofrecido a Dios.
Mis padres me sacaron del hospital y me llevaron a la casa para que muriera ahí, pero eso no ocurrió, Dios me sanó, y poco a poco me fui recuperando, hasta que regresé a la escuela; después de casi dos años de enfermedad, empecé a vivir como un niño normal.
Comenzamos a congregarnos en el Templo San Pablo, que era la iglesia de la pareja que nos habló de Dios y ese fue el lugar que Dios usó para transformar nuestras vidas. Mi niñez y adolescencia, las viví participando en las actividades de la iglesia, y fueron los años más hermosos de mi vida. Tuve la bendición de ser uno de los que formaron la liga de intermedios, a principios de los ochentas; de formar parte del Coro Maranatha, cuando era el coro de la liga de jóvenes. Dentro de la liga de intermedios empecé a servir a Dios, puedo decir que tuve todos los puestos de la mesa directiva; después formé parte de los gabinetes distritales de los intermedios y también, del de los jóvenes, y a la edad de 17 años, Dios me llamó al ministerio de tiempo completo.
Conforme crecía espiritualmente, le preguntaba a Dios ¿Por qué me sanaste? Lo hice tantas veces, hasta que en una ocasión, en el altar de la Iglesia, me respondió. Oí su voz literalmente, diciéndome: “Te sané para que me sirvas en la Obra del Ministerio”.
Después de resistirme un poco, pues no puedo negar que mis sueños ante la vida eran otros en aquel tiempo.

A los 17 años, dejé todo por el Señor, casa, familia, amigos y hasta mi iglesia, y puedo decirlo abiertamente, eso era mi vida, y aun me acuerdo de todo y lo llevo en el corazón, pero Su promesa de que iba frente mí y a donde quiera que fuera, hizo que no me resistiera más.
Dios me abrió las puertas del Seminario Metodista Juan Wesley en Monterrey N. L. a un a pesar de mi edad. Y ahora llevó 18 años en el ministerio de tiempo completo: 4 años estudiando en el Seminario y 14, en la Obra. He servido al Señor pastoreando varias congregaciones Metodistas en los estados de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Sonora y desde 3 años, el Señor me trajo a la ciudad de Dallas, Tx.
Dios me ha recompensado grandemente. He visto Su presencia y Su bendición en cada una de las congregaciones en donde he estado. He aprendido quien es Dios y que desea de mi vida. Sigo teniendo sueños y metas, y lucho por conseguirlas con la ayuda de Dios, pero hay un deseo que espero El me permita realizar un día, y ese es: regresar a mi iglesia natal y vivir lo de aquellos años, sirviendo a Dios juntamente con ustedes, mi iglesia.

Siempre recordándolos, César M. Durán

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