LA IMPORTANCIA DE UN ABRAZO
LA IMPORTANCIA DE UN ABRAZO
Angélica García
Hay muchas familias que no acostumbran a expresarse con el contacto físico. No se abrazan, no se besan, no se tocan simplemente. Así son los padres y así serán los hijos. Muchas veces, esos hijos al crecer, sienten el impulso de abrazar al amigo, al compañero de trabajo, en fin, tienen deseos de expresar sus sentimientos, pero se sienten reprimidos, no pueden hacerlo porque no los acostumbraron así. He conocido personas, que solo hasta que viven una situación traumática, pueden demostrar sus sentimientos delante de los demás. Por lo general pensamos que son personas orgullosas, las que son de esta manera, pero no es así, solo no les enseñaron a manifestar sus emociones. Esto sucede a menudo con los hombres que han tenido un padre machista, quien los ha reprimido desde niños y les ha enseñado la ridiculez de que los hombres no lloran, los hombres no abrazan etc. Cuánta equivocación cometen esos padres, ningún hombre deja de ser hombre al abrazar a un hermano, a un amigo, al contrario, las manifestaciones de cariño, hacen a un hombre, más ser humano. Los italianos, por ejemplo se saludan de beso, ¡ni pensar que en nuestros paises hispanos pueda suceder ésto!, inmediatamente tildaríamos a estos hombres de "raros". La sociedad misma ha establecido que seamos más reprimidos los latinos. Creo que esto es producto de una mente muy "cochambrosa", como dicen en México, una mente cochina en una palabra. ¿Qué hacen la mayoría de las madres cuando su bebé empieza a explorar su cuerpecito por primera vez y se toca sus genitales?...¡No ahí no!, le dicen espantadas, como si el bebé fuera a hacerlo con malicia. La malicia está en la mente de los adultos, un bebé no tiene vergüenza de su cuerpo ni de tocar, como la tenemos los grandes. Así nacemos y así nos hizo Dios, en ese estado de inocencia que al crecer perdemos y nos llenamos de prejuicios. ¿La razón?: el pecado. Adán y Eva eran totalmente inocentes antes de que pecaran, no tenían vergüenza de su desnudez. Por eso el Señor nos dice que debemos recibir como niños el reino de los cielos (v. Lucas 18:17). En la última cena, el evangelio nos ilustra la escena en que Juan recostó la cabeza cerca del pecho del Señor (v. Juan13:23). No había malicia en este acto, porque ambos podían demostrarse su afecto, sin temor a malas interpretaciones, puesto que sus mentes estaban lejos del pecado. Tenemos también las demostraciones de afecto de David y Jonatán (v.1 Samuel 20:41), quienes siendo hombres no ocultaban su amor de hermanos...
Es muy importante enseñar a los hijos, tanto niñas, como varoncitos a expresar sus sentimientos, a abrazarse, a besarse, a tocar con amor y sin miedo a sus seres queridos. Así, al ser adultos, serán personas más alegres, más abiertas, sin prejuicios tontos. Tendrán mayor posibilidad de tener matrimonios felices y duraderos, porque tendrán mejor comunicación con su pareja. No tengamos temor de abrazar a alguien, no es nada del otro mundo, ni nada vergonzoso. Un abrazo pude curar heridas del pasado, cuántas veces, el hijo que vuelve después de muchos años de ausencia, borra toda esa indiferencia hacia sus padres, con un solo abrazo. En nuestras iglesias es costumbre que los miembros nos abracemos ¡y cómo no, si ésto es lo más grato a los ojos de Dios!
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