Sunday, September 10, 2006

ESPERAME



ESPERAME


¿Te han dejado plantado alguna vez? Te dicen: Allí estaré, espérame y nada, no llegan. Se siente muy feo, piensas que no te quieren o no eres importante para ellos. ¡Cómo se olvidaron de mí!, o de plano, pensamos que no querían estar con nosotros.
Hay personas a las que no podemos dejar plantadas, y aunque ellas no sean necesariamente las que nos esperan, debemos llegar temprano a los lugares que ellas representan. No podemos faltar, ni llegar tarde al trabajo o a la escuela. Si lo haces, corres el riesgo de que te descuenten del sueldo el retraso o simplemente, te cierren la puerta, y pierdas el día.
Por eso, la gente se esfuerza, y se levanta temprano. Y a veces, deja de hacer otras cosas, que también son necesarias e importantes, como almorzar, o arreglarse mejor, con tal de llegar a tiempo a sus compromisos.
Lo mismo sucede, cuando alguien hace una cita con nosotros. Si es importante o querido para nosotros, hacemos hasta lo imposible con tal de no fallar y llegar a tiempo.
Hay alguien que cada mañana tiene una cita contigo. ¿Sabías que Jesús es la estrella de la mañana (Apocalipsis 22:16), y que todos los días quiere platicar contigo, antes de cualquier otra cosa que hagas?, El quiere darte Su bendición. ¿Sabes que los que le buscan no tienen falta de ningún bien? (Salmo 34:10).
Creo que todos sabemos la importancia de la oración, la necesidad que tenemos de ella y los beneficios que podemos alcanzar si la practicamos. Y aún así, no tenemos por costumbre, levantarnos temprano y dedicarle un buen rato al Señor. El enemigo nos distrae tan fácilmente. Como queremos aprovechar un rato más en la cama, o tener tiempo suficiente para asearnos, almorzar y arreglarnos bien, dejamos a un lado el tiempo de la oración.
No te has puesto a pensar que dejas esperando al Señor cada vez que no oras por la mañana; lo dejas plantado por cosas menos importantes que El. O peor aún, nunca has asistido a esa cita matutina que El tiene contigo.
Yo batallé mucho para hacer de la oración matutina la más importante en mi vida. Fue hasta que lo vi de esa manera, que mi corazón se embargó de emociones. Cuánto me amaba el Señor y yo ignorándole, dejándolo en un segundo plano, cuando El es el Rey, el Todopoderoso.
Con la oración matutina, son muchas cosas las que alcanzamos. Primero que nada, coronar a Dios como Señor de tu vida, reconocer Su amor y todas Sus dádivas, dejar en El todas nuestras necesidades y angustias, y sobre todo, recibir Su bendición y fuerza, para hacer las cosas correctamente. El día se ve mejor, tú te sientes mejor, verdaderamente Dios está contigo y lo tomas en cuenta en todo lo que haces, y eso resulta en tu beneficio.
Lo bueno de Dios es que es paciente y fiel, nunca falta a esa cita y cuando tú no acudes, durante el día El sigue buscándote. Te habla sin palabras, a través de las cosas y las personas, trata de llamar tu atención, para ver si al sentir lo bueno o lo malo, tú recurres a El para platicárselo y pedir Su ayuda. El te espera, no importa que llegues tarde, El no cierra la puerta, pues quiere estar contigo.
No lo dejes esperando, ¿No te da pena? piensa en lo que siente Dios cuando no le buscas en oración. Ya no le digas que te espere, solo acude a la cita. Es más, no tienes que esperar al día de mañana para la cita matutina. Comienza de inmediato, busca un rinconcito, híncate y dile:
"Aquí estoy, ya llegué Señor, quiero estar contigo".

Marisa Valle

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