Monday, November 12, 2007

Estudio: LIBRES DEL PODER DE LA IRA




"Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad". Proverbios 16:32
¿Cuál es la causa por lo cual nos enojamos? ¿Por qué las cosas no salen como queremos? ¿Por qué las personas que nos rodean no cumplieron nuestras expectativas? ¿Cuál es la razón por lo cual te enojas?...
¿Qué haces cuando te enojas? ¿Gritas? ¿Maldices? ¿Quiebras algún plato? ¿Golpeas? ¿Lloras?... ¿Qué haces? … ¿Verdad que a menudo hacemos cosas ridículas, o cometemos locuras; y lo que es peor de todo, es que al final nos avergonzamos de nuestra reacción; pues nos airamos por algo que ni siquiera valía la pena?
¿Cómo te has sentido después de que te airaste y no supiste controlar de manera sabia tu ira? ¿Avergonzado? ¿Arrepentido? ¿Cómo…?
Bien, pues este es el tema del cual nos ocuparemos en este estudio, ya que en el pasado, vimos la condición de un rey, que a pesar de haber sido prosperado abundantemente por Dios hasta hacerse muy poderoso; cuando logró fama, riquezas y poder no pasó la prueba de la ira; y "en su pecado cargó su penitencia".
La Biblia nos dice cual es la condición del hombre iracundo: "Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda" Pr. 25:28. Una ciudad destruida, es una ciudad sin protección y sin seguridad, una ciudad que está en un constante peligro y presa fácil de los ladrones y saqueadores. Esa es la condición de aquel que no tiene control, ni dominio propio, sobre sus sentimientos y emociones. El plan de Dios para sus hijos es que lleguemos a la madurez cristiana, la madurez espiritual, que nos haga seres prudentes y libres de tantas necedades, que ya muchos problemas nos han ocasionado. Dejarnos llevar por la ira es una de las peores necedades del ser humano: "El necio al punto da a conocer su ira; más el que no hace caso de la injuria es prudente" Pr. 12:16. Mientras que el iracundo muestra su necedad; el que tiene dominio propio demuestra su madurez.
La madurez es la capacidad del ser humano de controlar sus emociones y sus sentimientos. A esa madurez, Pablo la llama templanza. Y al hablarnos de ella, nos dice que es el último peldaño de la escalera de la madurez cristiana. El noveno de los frutos del Espíritu Santo. La evidencia de que Cristo nos ha hecho verdaderamente libres. Pues Jesús nos dice: "por los frutos los conoceréis". Y Pablo nos recuerda: "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" 2 Tim.1:7.
Ahora, si la Biblia nos enseña que "El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega" Pr. 29:11, entonces, ¿Es mala la ira? ¿Debemos de reprimirla o negarla? ¿Existe la ira santa, o todas son malas?
El problema no es la ira en sí misma. La ira ni es buena, ni es mala. No hay "ira santa", ni "Ira pagana". La ira simplemente es ira, enojo, molestia, indignación. La ira solamente es una emoción y un sentimiento que libera una gran cantidad de adrenalina, hormonas y energía. El problema no está en la ira; sino en aquello que tú y yo hacemos y decimos cuando nos enojamos.
La ira puede ser una bendición de Dios que nos ayude a tomar decisiones importantes y radicales en nuestra vida, y a realizar proyectos grandes e importantes. Muchos de los grandes proyectos, inventos y logros de la humanidad, se alcanzaron en un momento de coraje, de ira, de enojo, en los cuales se liberó una gran cantidad de sustancias químicas dentro del organismo, que llenaron de energía y valor a las personas para realizar aquellas proezas. El día que Jesús vio la casa de Su Padre, llena de animales, mesas con monedas, y a los hombres profanando el templo de Dios con sus mercaderías; se llenó de ira, tomó un azote, volcó las mesas, dejó en libertad a los animales, puso orden y declaró: "Esta casa será llamada Casa de Oración; más vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones". La multitud lo vio tan airado y decidido, que no se atrevieron a decir absolutamente nada. La ira es necesaria para lograr grandes cambios en nuestras vidas, como en las de otros.
Mientras que Pablo esperaba a sus discípulos en Atenas, su corazón se enardecía viendo la ciudad entregada a la "idolatría" (Hch.17:16). Y fue precisamente en un momento de ira, que se armó de valor para predicar en las calles y más tarde en el mismo Areópago.
Fue en un momento de ira, indignación, molestia y enojo, que Nehemías se armó de valor para soñar, orar, planear, realizar el proyecto y motivar al pueblo para la reconstrucción de los muros de Jerusalén, que tenían más de 100 años derribados; y lo pudieron lograr en solamente 52 días, a pesar de la gran oposición de sus enemigos.
Se requiere de ese sentimiento y emoción para llevar a cabo nuestros planes y proyectos, para no desanimarnos, para perseverar, luchar y llegar a la meta. De modo que el problema no está en la ira o el enojo; sino en lo que hacemos cuando nos enojamos. Por ello la Biblia dice: "Airaos pero no pequéis, que no se ponga el sol sobre vuestro enojo". El problema del iracundo es que muestra su necedad, pues la Biblia dice: "El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega" Pr. 29:11. La meta del cristiano maduro es aprender a tener el dominio y control sobre la ira; y no que sea la ira la que tome el control de nuestra vida.
¿Cuál es el peligro de dejarnos llevar por la ira?
"El de grande ira llevará la pena; y si usa de violencias añadirá nuevos males" Pr. 19:19. "El hombre iracundo levanta contiendas; y el furioso muchas veces peca" Pr. 29:22. "El que fácilmente se enoja hará locuras…" Pr. 14:17
Caín era un hombre que no sabía como controlar sus emociones y sentimientos; y al verse rechazado por Dios; se llenó de ira y buscó un culpable en el cual desahogar su frustración y enojo; y de esta manera mató a su hermano Abel.
¿Cuándo te sientes frustrado, en quien descargas tu enojo? ¿De qué manera tienes dominio de la ira? Recuerda: "El de grande ira llevará la pena". Como ya dijimos, el rey Uzías, a pesar de haber conocido y servido a Dios, por no aprender a manejar su ira, toda su grandeza, poder, riqueza y fama, quedó reducida a una carne podrida por la lepra.
¿Será contagiosa la ira? ¿Podrá ser una atadura difícil de romper?
La Biblia dice que sí: "No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes del hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras y tomes lazo para tu alma" Proverbios 22:24-25
El problema es que la ira podría llegar a convertirse en una verdadera atadura de la cual la persona no pueda liberarse, a menos que busque la ayuda divina y la liberación, en la congregación: "El que odia disimula con sus labios; más en su interior maquina engaño. Cuando hablare amigablemente, no le creas; porque siete abominaciones hay en su corazón. Aunque su odio se cobra con disimulo, su maldad será descubierta en la congregación" (Pr. .26:24-26).
¿Cuál es el remedio de Dios para la ira?
A.- Jesucristo: "Si el hijo os libertare seréis verdaderamente libres"
B.- Los frutos del Espíritu:
Amor: "Amad a vuestros enemigos, bendecid a os que nos maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os persiguen" Mateo 5:44
Mansedumbre: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga." Mateo 11:29-30
Humildad para sufrir el agravio: "Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?". 1 Corintios 6:7
Dominio propio: "Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad". Proverbios 16:32
¿Por qué la gente grita cuando está enojada?
Un maestro preguntó a sus alumnos. Los alumnos pensaron algunos minutos: -- porque perdemos la calma – dijo uno – por eso gritamos. Pero ¿Por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? – preguntó el maestro. ¿Acaso no es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas cuando estás enojado? Los alumnos se quedaron pensativos, y luego dijeron algunas respuestas vagas que no satisficieron al maestro. Finalmente, él explicó: "Cuando dos personas se enojan, sus corazones se alejan tanto, que para poder suplir esa distancia tienen que gritarse, para poder comunicarse. Mientras más enojados estén, más grande se hace el abismo, y más fuerte tienen que gritarse, para poder escucharse.
Después el maestro preguntó: ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan muy suavemente. ¿Por qué? Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. Luego el maestro continuó: "Cuando dos personas se enamoran aun más todavía, ¿Qué sucede? No hablan, solo susurran y se vuelven aún más cerca el uno del otro; hasta que llega el momento en que de tanto amor, ya no hay necesidad ni de susurrar nada. Los dos enamorados sólo se miran, y con la mirada se dicen todo. ¡WOW! Eso acontece cuando así de cerca está un corazón del otro. Eso acontece cuando dos personas se aman. Luego el maestro añadió: Cuando discutan, no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más; porque llegará el momento en que la distancia sea tan grande, que ya no podrán jamás encontrar el camino de regreso.
ORACION: Señor, ayúdame a controlar mi ira, que sirva para hacer el bien y no para pecar. No permitas que se ponga el sol sobre mi enojo, y que sean los frutos de tu Espíritu Santo en mí, los que me guíen al reaccionar.
Pbro. Miguel De León

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