Tuesday, July 25, 2006

MI HISTORIA (Testimonio)


MI HISTORIA

Cada uno de nosotros tenemos una historia que contar. En ella, podemos incluir el dolor y también las alegrías; las decepciones y los logros, y no importa que incluya nuestra historia, es la que ha formado nuestra persona.
Mi nombre es Leticia Anabell Rosales Palacios y nací en Piedras Negras, Coahuila, el 12 de junio de 1982. Al poco tiempo falleció mi padre y mi madre tuvo que luchar sola para sacar adelante dos bebes. Eso fue muy difícil para ella, tenia que cubrir dos horarios para mantener nuestra familia.
El problema más grande, es que no teníamos casa. Estábamos cansados de mudarnos y pagar renta. Después de años de trabajo y ahorro, compro un terreno en la colonia Tierra y Esperanza, pagándolo en pequeños abonos. Después logro construir un cuarto; ese había sido el sueño de mi madre, tener su propia casa, y de tanto escucharlo, se convirtió en el mió también.
Esta casa no era la más bonita, ni la mas cómoda, pero era finalmente nuestra! Era un cuarto de 4 x 6 m, estaba localizada a las afueras de lo que antes era la ciudad, rodeada de matorrales y todo tipo de animales, coyotes, alacranes, víboras, etc. No había calles, solo veredas para llegar. No tenia piso de concreto. Ni electricidad, hacíamos la tarea temprano y nos acostarnos al anochecer, usábamos velas, cuando por las noches necesitábamos algo. Tampoco había agua, una pipa del municipio llegaba una vez por semana a surtirnos. Nos faltaban muchas cosas, pero era nuestra casa y nos adaptábamos a las circunstancias.
En 1992, vino a la iglesia en que nos congregábamos, el Templo “San Pablo”, el grupo de “Constructores para Cristo”, formado por hermanos de Corpus Christi y ofrecieron construir dos casas, una de ellas fue para nosotros. Fue el regalo más grande que nos pudieron dar como familia. Era una casa más grande: con dos recamaritas, la sala-comedor y la cocina. Tenia 9 años y fue toda una emoción tener mi propia recamara.
A pesar de la diferencia de lenguaje, establecimos una relación cercana con el grupo de americanos. Cada verano siguieron viniendo a construir una casa y se tomaban tiempo para visitarnos y hasta celebrar mi cumpleaños.
En el verano de 1998, llego a mi casa, la única persona que hablaba español del grupo. Fue a ofrecerme un regalo más: la oportunidad de estudiar ingles y la preparatoria en los Estados Unidos. La iglesia de Corpus estaba dispuesta a apoyarme financieramente y me consiguieron una beca escolar. Fui retada a salir de mi hogar, dejar a mi madre, aprender otro idioma, adoptar otra cultura y sacar buenas notas en la escuela. Sin calcular la magnitud de esto, acepte. No fue fácil para mi madre dejarme ir a los 16 años, pero apoyo mi decisión. Estudie los 3 años de prepa en la Escuela Panamericana en Kingsville, Tx. y después fui aceptada en la Universidad “Schereiner” de Kerrville, Tx. Y me gradué en Psicología.Ese grupo de hermanos, no solo nos regalaron una casa, sino que también nos mostraron un tipo de amor que yo no comprendía, que hizo que el deseo de ir a un lugar lejos para amar a la gente incondicionalmente, creciera en mí, por eso los dos meses del verano antes de graduarme, me fui de misionera a hermosa isla de Cuba. Le preguntaba a Dios, que quería de mi vida. Por un lado, quería regresar a Piedras Negras, pero por otro, mi corazón tenia el deseo inmenso de obtener una educación académica teológica, para servir a Dios en el ministerio. Enseñando, cantando, predicando, como quisiera el Señor, pero con conocimiento. Para tomar mi decisión le pedí a Dios dos cosas: seguridad financiera para mi familia y una beca completa para mis estudios y Dios proveyó ambas cosas. Mi familia esta bien y a mí me dio, una de las cuatro becas completas que el Seminario Presbiteriano Teológico de Agustín ofrece anualmente. Acabo de terminar mi segundo año y con la ayuda de Dios concluiré mis estudios en mayo del 2007.
Esta es mi historia y mi parte favorita es, que no tiene nada que ver conmigo, yo no merecía irme a los E.U. y obtener el tesoro que ahora tengo: la educación. No hice nada para ganarlo, Dios me lo dio todo. Por eso quiero dedicarle a Dios todo lo que soy, mi futuro, mis metas, mis sueños y mi educación. Y le he pedido que El haga conmigo, lo que quiera. No tengo planes para cuando salga del Seminario, aunque sueño con un doctorado, con escribir y muchas cosas mas, pero la satisfacción mas grande que espero tener, será darle mi todo al que todo lo merece.
Mi historia, solo Dios la pudo escribir y sé que lo seguirá haciendo para Su Gloria. Los invito a ustedes que hoy la leen, que dejen en manos de Dios su vida, para que El escriba sus historias. El nunca los defraudara, porque nos ama con un amor incondicional.

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