JUVENTUD DIVINO TESORO
JUVENTUD DIVINO TESORO
"Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos,
sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin". Ec. 3:11
El origen del significado de la vida del hombre, no está en su ser, ni en su fuerza, o en la duración de la vida. Constantemente están luchando por encontrar la juventud eterna. El hombre quiere saber como no envejecer. Los hombres más sabios se esfuerzan por encontrar una solución para evitar el envejecimiento, pero están sin respuestas.
A pesar de que vivimos en una Era nueva, de adelantos en ciencia y tecnología, no se ha podido encontrar la juventud eterna.
Cuando vemos aparecer pequeñas arruguitas en la cara, iniciamos una batalla para retener la juventud. Nos aplicamos cremas, diferentes cosméticos y si hay presupuesto, recurrimos a la cirugía estética. Aunque de antemano sepamos, que no importa lo que hagamos, de todos modos, vamos a envejecer, y terminamos insatisfechos por lo que hicimos, pues el anhelo de nuestra mente y del corazón es otro.
Tanto la naturaleza, como la vida humana, están dentro de un esquema establecido. ¿Por qué entonces, nos negamos a envejecer? Será porque creemos que las características propias de la juventud, como son: la energía, vivacidad o alegría se pierden irremisiblemente con la edad, y que la vejez es sinónimo de enfermedad, soledad, tristeza, decrepitud, ineptitud y abatimiento.
Cuando cumplimos cierta edad, la sociedad mexicana no nos ve desempeñando un trabajo en el que podamos verter toda nuestra experiencia y conocimiento, por eso entramos en crisis, porque pensamos que es la etapa de jubilación, y que tenemos que entregar la estafeta a las generaciones que vienen atrás. Que no nos queda más remedio que abandonar la rutina laboral y adaptarnos a nuestra situación.
Sumado a esto, está el escuchar palabras hirientes como: eres un anciano, anticuado, no estás actualizado o no comprendes los cambios de la época. Es por eso que nos preocupa seriamente envejecer y convertirnos en estorbos para la sociedad.
Pero no debemos olvidarnos, de que desde tiempos antiguos, las culturas orientales tienen otro concepto de los viejos. Se les respeta profundamente, y se busca su consejo. Porque consideran que con la edad se alcanza la sabiduría. En China se acostumbra preguntar ¿Cuál es tu gloriosa edad?
¿Saben? Tengo un amigo que vive en una zona rural, y el tiene una actitud diferente ante la vejez. El trabaja y desempeña todo tipo de labores sin que se le marque límites por su edad. El acepta su edad en forma mucho mas positiva que sus contemporáneos citadinos. No tiene tiempo para pensar en los porqués de la vida, ni en los achaques de la vejez; mucho menos, tiempo para quejarse o condolerse del pasado. Hay que seguir trabajando para ganar el sustento diario.
Que importa que mi cabello comience a blanquearse, es el polvo del camino que he recogido al andar por la vida. ¿Mis arrugas? Son las líneas de expresión de las satisfacciones que me ha dado la vida; son surcos, en los cuales ha caído la Palabra de Dios, que me habla a cada instante, de que soy hechura de Sus manos. Tan joven fui, como ahora es, el más joven. Estoy haciéndome viejo, es un hecho, pero intento ser sabio y feliz ¿sabio? Posiblemente, pues viejo soy. Feliz, porque intento serlo en un mundo de movimientos rápidos.
Me estoy haciendo viejo, es la ley de Dios. El viejo, que realmente se está convirtiendo en sabio y quiere ser feliz, no anhela ser joven otra vez, ya experimentó la juventud. En esta edad se pueden terminar tareas que se dejaron inconclusas, arreglar situaciones que nos dejaron insatisfechos. Es tiempo de finiquitar los asuntos del pasado, para poder estar libres y dedicarse únicamente al presente.
Recuerden amigos lectores, el envejecimiento es la oportunidad para agradecer a Dios, todo lo que vivimos y de seguir vivos, en esta gloriosa edad.
Si has encontrado un sentido a tu vida, no querrás volver atrás, sino seguir adelante. Vé lo que sigue, y goza de cada uno de los momentos que te quedan por vivir. Acuérdate de quien es tu Creador, para que en los días que vienen, estés lleno de Su bendición. Ahora tienes más tiempo para estudiar la Palabra, ella te revelará Su voluntad. Pídele a Dios que te enseñe a contar de tal modo tus días, que traigas al corazón sabiduría. La brevedad de la vida no debe estar lejos de nuestros pensamientos. Debemos tomar estas palabras literalmente y hacer que cada día cuente para el Señor. Todos formamos parte de una escena que pasa rápido.
Martha Mercado
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