Senda joven LA JUVENTUD SE IRA
"Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos y lleguen los años en los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento" Eclesiastés 12:1
Cuántos jóvenes hay que se expresan de las personas mayores con apelativos despectivos, como viejo, ruco, antiguo, arcaico, obsoleto, etc., sin pensar que ellos también un día dejarán de ser jóvenes y pasarán a ser gente mayor. La juventud dura un suspiro y en ella se concentran los mejores años de la vida humana, en que se pueden hacer muchas cosas en bien propio y de los demás. Seguramente habrás escuchado a mucha gente mayor lamentarse, por haber perdido el tiempo de su juventud, cuando podían hacer lo que ahora no pueden, porque sus años no se los permiten. Por eso, no malgastes tu juventud en la ociosidad, la pereza, ni el mal uso del tiempo, porque la juventud te dejará algún día y ya nada será igual.
Respeta a los mayores, recuerda que tú también serás uno de ellos algún día. Una persona mayor no siempre fue así, un día también fue joven, como ahora lo eres tú. Empieza respetando a tus padres o abuelos. Sé atento con ellos. Mañana, tú necesitarás de tus hijos también.Hay una historia que habla de un anciano, viudo, que se sentía muy solo y se encontraba en una situación económica muy difícil. Entonces acudió a la casa de su hijo, al que no veía desde hacía tiempo. El hijo, un brillante profesionista, gozaba de muchos bienes materiales junto con su familia.El hijo lo recibió muy bien y le dijo que estaban contentos con su visita y que esa era su casa. El anciano padre entonces le dijo que se sentía muy solo y que le gustaría quedarse a vivir con ellos. Después de buscar mil pretextos, el hijo accedió, pero le dijo a su padre, que el único lugar que podía ofrecerle para dormir, sería el patio. El padre aceptó y el hijo pidió a uno de sus niños, que le trajera una cobija para cubrirse en la noche. El niño tardaba, entonces fueron a ver que pasaba y lo encontraron cortando la cobija a la mitad. Sorprendidos, le preguntaron por qué hacía eso, a lo que el niño respondió a su padre: "Estuve pensando y decidí guardar la mitad de la cobija, para cuando tú, papá, seas viejo y vayas a vivir a mi casa".
Nunca olvides que tú también puedes llegar a ser padre y abuelo. Trata a tus padres, como querrás que te traten tus hijos a ti. Respétalos, considéralos, compréndelos y sobretodo ámalos.
Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios. 1 Timoteo 5:4
Cuántos jóvenes hay que se expresan de las personas mayores con apelativos despectivos, como viejo, ruco, antiguo, arcaico, obsoleto, etc., sin pensar que ellos también un día dejarán de ser jóvenes y pasarán a ser gente mayor. La juventud dura un suspiro y en ella se concentran los mejores años de la vida humana, en que se pueden hacer muchas cosas en bien propio y de los demás. Seguramente habrás escuchado a mucha gente mayor lamentarse, por haber perdido el tiempo de su juventud, cuando podían hacer lo que ahora no pueden, porque sus años no se los permiten. Por eso, no malgastes tu juventud en la ociosidad, la pereza, ni el mal uso del tiempo, porque la juventud te dejará algún día y ya nada será igual.
Respeta a los mayores, recuerda que tú también serás uno de ellos algún día. Una persona mayor no siempre fue así, un día también fue joven, como ahora lo eres tú. Empieza respetando a tus padres o abuelos. Sé atento con ellos. Mañana, tú necesitarás de tus hijos también.Hay una historia que habla de un anciano, viudo, que se sentía muy solo y se encontraba en una situación económica muy difícil. Entonces acudió a la casa de su hijo, al que no veía desde hacía tiempo. El hijo, un brillante profesionista, gozaba de muchos bienes materiales junto con su familia.El hijo lo recibió muy bien y le dijo que estaban contentos con su visita y que esa era su casa. El anciano padre entonces le dijo que se sentía muy solo y que le gustaría quedarse a vivir con ellos. Después de buscar mil pretextos, el hijo accedió, pero le dijo a su padre, que el único lugar que podía ofrecerle para dormir, sería el patio. El padre aceptó y el hijo pidió a uno de sus niños, que le trajera una cobija para cubrirse en la noche. El niño tardaba, entonces fueron a ver que pasaba y lo encontraron cortando la cobija a la mitad. Sorprendidos, le preguntaron por qué hacía eso, a lo que el niño respondió a su padre: "Estuve pensando y decidí guardar la mitad de la cobija, para cuando tú, papá, seas viejo y vayas a vivir a mi casa".
Nunca olvides que tú también puedes llegar a ser padre y abuelo. Trata a tus padres, como querrás que te traten tus hijos a ti. Respétalos, considéralos, compréndelos y sobretodo ámalos.
Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios. 1 Timoteo 5:4
Angélica García
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