Friday, September 14, 2007

¿QUE DIJISTE?


Leí en la Revista Selecciones (Julio 2007) que un joven veterinario de 27 años asistía con frecuencia a fiestas y conciertos y escuchaba el estéreo de su auto, a un volumen muy alto. Sin embargo, en una ocasión, al salir de una discoteca, sintió un molesto zumbido en ambos oídos. Andrés pensó que pronto se recuperaría como en otras ocasiones. Sin embargo, al persistir la molestia, fue con una audióloga, la cual le dijo que él tenía un daño irreversible en el nervio auditivo del oído izquierdo.
¿Y tú joven? ¿Estás escuchando tu música a todo vuelo? Una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Rehabilitación de nuestro país, a más de 200 estudiantes de entre 14 y 20 años, reveló que el 20.5% ya presenta trastornos en uno o ambos oídos, como consecuencia de escuchar música a un volumen elevado; ya sea en lugares públicos o simplemente por los audífonos.

En el 2002, una investigación del INEGI reportó que las enfermedades de los órganos de los sentidos, están entre los 10 padecimientos crónicos más comunes entre mayores de 60 años. Pero ya desde el 2000, en el censo de población se mostraba que cerca de 280,000 mexicanos sufren de discapacidad auditiva. Algunos expertos creen que son hasta 500,000. Lo más alarmante es que cerca del 21% son menores de 30 años. ¡Esto es asombroso! Después de todo, la recomendación de los papás de: ¡Bájale a la música! Tiene su razón de ser. Imagínese, quedarse medio sordo en la juventud y rematar en la vejez. Muchachos, cuiden sus oídos, personalmente la edad ya me está alcanzando y se siente muy incómodo el estar pidiendo que te repitan lo que te acaban de decir, y se pone peor cuando hay ruido o música muy alta a tu alrededor. Mi hija me dice: Mamá, no estás entendiendo, ¿verdad?, pero lo que pasa es que no escucho claro. Pero cuando mi hija me lo repite, todo se aclara. Sin embargo, la pérdida temprana del oído es preocupante, porque no todos tienen la paciencia necesaria de estarte repite y repite.

Pero ¿qué tal si nuestro oído espiritual es el que se está quedando sordo? ¿Cuándo leemos la Palabra y solo hacemos caso de lo que nos gusta o conviene y no queremos obedecer fielmente la voz de Dios?
Citemos un ejemplo de sordera espiritual. En Malaquías, libro verdaderamente profundo, encontramos a Dios en un diálogo con Israel, que se pudiera extender a todos nosotros. Leamos unos cuantos pasajes en la versión de la Biblia al Día. Te he amado con amor profundo, dice el Señor. Pero has respondido: “¿Cómo dices? ¿Cuándo ocurrió esto? Dios responde: Yo mostré mi amor por ti, amando a tu padre Jacob. Y agrega: Yo soy su Padre y su Amo, pero ustedes, no me honran, oh sacerdotes, sino desprecian mi nombre”. ¿Quiénes? ¿Nosotros? ¿Cuándo hemos despreciado Tu nombre? Dios contesta: Cuando ofrecen sacrificios impuros sobre mi altar”. Dios pareciera dolerse, por tanto menosprecio por parte nuestra.

¿Por qué nos ha abandonado Dios? – reclama el hombre. Les diré – dice el profeta – es porque Jehová ha visto sus traiciones al divorciarse de sus esposas que han sido fieles a ustedes durante años, las compañeras que prometieron cuidar y mantener. Porque Jehová, el Dios de Israel dice que odia el divorcio y a los hombres crueles.

Y Dios lanza otro reclamo, el cual es para todos nosotros hoy en día y siempre. “¿Robará el hombre a Dios? ¡Por cierto que no! Pero ustedes me han robado – respuesta humana: ¿Qué dices?, ¿cuándo te hemos robado? – Dios contesta – Ustedes me han robado los diezmos y las ofrendas que me son debidas. Estas palabras son de reproche porque a veces creemos que Dios es “pasalón” y no tomará en cuenta nuestros "pecadillos". Pero Dios no puede ser burlado.

Realmente nos conviene prestar oído a lo que el Señor demanda de nosotros. Hay una maravillosa promesa que tiene para los que obedientemente diezman y ofrendan, la cual puedes leer en Malaquías 3: 10-12. Te invito a comenzar a diezmar, si nunca lo has hecho. Te aseguro que no te vas a quedar sin dinero. Al contrario, El abrirá sobre ti las ventanas celestiales.

Diezma para Dios en tu congregación; hazlo con gozo y sin temor, y Su gran fidelidad te recompensará sin duda.

Judith Patiño

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